La ciudad de México y su área metropolitana circundante han tenido un año particularmente difícil. En comparación con el promedio histórico (461.81 mm3), las presas del sistema Cutzamala tenían un nivel de llenado promedio de 281.04 Mm3 al 5 de junio.
Según el análisis de Standard and Poor’s Global (S&P), la Ciudad de México es uno de los 11 estados que exhiben un alto estrés hídrico.
Según el estudio de la calificadora precisa, los estados con la más alta escasez de agua en la década proyectada 2020-2030 son Baja California, Baja California Sur, Aguascalientes, Ciudad de México, el Estado de México, Morelos, Chihuahua, Sinaloa, Zacatecas y Guanajuato.
Según el informe, Ciudad de México tiene la mayor capacidad (276,453 m3/d), lo que puede interpretarse como una respuesta a la escasez absoluta.


El documento señala que los estados con el mayor riesgo ya tienen suministros de agua limitados y pueden ver su crecimiento económico lento a medida que las sequías ocurren con mayor frecuencia y más intensamente.
Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila, San Luis Potosí, Querétaro, Tlaxcala, Hidalgo, Colima y Jalisco se unirán a los estados con alto estrés hídrico en México. Se calcula que esto sea para 2050.
Las estimaciones de S&P se basan en el supuesto de que la temperatura promedio global aumentará en 2 ° C para 2050.
Según el análisis en el informe “más estados mexicanos podrían enfrentar estrés hídrico para 2050”. Los gobiernos locales pueden decidir invertir más dinero en infraestructura hidráulica a largo plazo. Sin embargo, esta decisión podría debilitar el desempeño presupuestario de algunos estados y municipios y dar como resultado una mayor deuda, pero ayudaría a desarrollar la resiliencia frente a la escasez de agua.
El informe también señala que, en los últimos diez años, el gasto federal en infraestructura hidráulica ha disminuido, aunque se predice que el gasto aumentará entre 2022 y 2023.
El presupuesto federal para 2023 casi triplicó la cantidad de dinero asignado para la infraestructura del agua, pasando de $15,3 mil millones en 2022 a $44,5 mil millones, y casi duplicó la cantidad asignada para Conagua, pasando de $33 mil millones a $68,5 mil millones.

Si bien la temperatura en México ha superado los registros, actualmente hay menos lluvia que el promedio histórico.
Según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el Territorio Nacional recibió un 14.1% menos de lluvia de enero a junio que la precipitación promedio entre 1991 y 2020.
Hasta la misma fecha límite, 121 de las 210 grandes presas había rellenos por debajo del 50%, mientras que sólo 3 tenían rellenos del 100%.
Por otro lado, en mayo del año pasado, la temperatura promedio nacional fue de 24,6 °C, superior en 0,5 °C a la media histórica (24,1 °C).
Los datos de Conagua muestran que, al menos desde 2016, la temperatura promedio de mayo ha sido más alta que el promedio de largo plazo.

Al desafío del crecimiento económico se le suma el desafío de asegurar el acceso al agua para todos, que persiste como un declive y ha ido retrocediendo en la nación a lo largo del tiempo.
De acuerdo con un estudio del Centro de Estudios de Energía Renovable del Instituto de Energía de la Universidad Autónoma de Baja California, difundido en noviembre de 2022, entre 1950 y 2020 la población de México se cuadruplicó, pero la cantidad de agua potable disponible por persona se redujo hasta en un 80%.
Según información del Plan Nacional del Agua 2020-2024, que está en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y se deriva de encuestas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), entre 2014 y 2020 se redujo del 66,93% al 64,39% de la población tiene acceso a un suministro de agua potable gestionado de forma segura.
Si se tiene en cuenta cuántas personas tienen acceso diario a agua entubada y saneamiento, el porcentaje de personas con bajo acceso también ha disminuido en general: en 2014, el 59,5% de la población tenía acceso diario; para 2020, ese número se había reducido al 58,5%.

Guerrero (9.8% de la población), Baja California Sur (21%) y Oaxaca (22.4%) fueron las regiones que menos acceso brindaron hasta 2020. En contraste, Nuevo León (94.5%), Chihuahua (88%) y Aguascalientes (85%) registraron las cifras más altas.
Uno de los principales compromisos asumidos por las entidades federativas para atender la escasez de líquido ha sido la instalación de plantas desalinizadoras.
Entre 2013 y 2022, la capacidad de desalinización de agua de México aumentó en un 240 por ciento.
Según el estudio «Estado del arte de la desalinización en México» de la Universidad de Baja California, solo 19 de los 32 estados de México tenían plantas desalinizadoras a partir de 2013; al 2020, 28 entidades federativas contaban con plantas desalinizadoras.

México contaba con una capacidad desaladora de 749,751 m3 por día hasta 2022, la cual fue abastecida por 351 plantas desalinizadoras.
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